Después de una larga travesía, dos marineros llegan al puerto y lo primero que hacen es dirigirse al bar a tomarse unos tragos. Al rato de estar, el dueño del bar dice:
“Ahora damos inicio al show… ¡$2,000 pesos al que haga llorar al Gran Elefante!”
Pasan varios y los intentos son en vano. Entonces un marinero le dice al otro: “Esos $2,000 pesos son míos.”
Sale el marino a la calle, busca dos hermosas piedras y regresa donde el Gran Elefante y se le pone de frente enseñándoselas… se va detrás del Elefante y le pega en la entrepierna como si estuviera con platillos… resultado, El Gran Elefante era un mar de llanto… el escándalo, el dueño afligido… “Qué barbaridad, me lisiaste a mi Elefante, toma y no regreses…
Al cabo de varios años, regresa el mismo marino al mismo puerto y se dirige al bar, entra y está el mismo show del Gran Elefante… Da inicio y dice el dueño: “$4,000 al que haga decir al Gran Elefante primero sí y después no.”
Entonces nuestro marinero dice: “Esos $4,000 son míos…” Pero apenas se levanta, el dueño lo encara y le dice que él no por qué la última vez le ocasionó mucho daño al Elefante.
“No se preocupe, no le haré ningún daño.”
Sale a la calle, recoge dos hermosas piedras, una en cada mano, se pone enfrente del Gran Elefante y le dice:
“Elefantito… ¿Te acuerdas de mí?…” y el Elefante asustado levanta el moco y sacude la cabeza indicando “Sí.”
“¿Quieres que te lo vuelva a hacer?” y el Elefante sacude la cabeza: “¡NOOO!”.