Erase una vez un negro que salió de la cárcel y ya tenía mucho tiempo que no hacía el amor, así es que decidió ir a buscar a una chica mala:
Oye, mi negra, ¿cuánto tú me cobra’ por un trabajito?
Ella le responde:
Que sean mil pesos.
El negro le dice:
¿Qué? No, mi negra, que sea menos.
La mujer baja el precio:
Mmm, bueno, 500.
El hombre sigue regateando:
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