Un tipo llega a las puertas del cielo, donde lo recibe San Pedro quien, tras consultar un registro que tiene delante, le dice:
Veamos, no has hecho nada especialmente malo en la vida, pero la verdad es que tampoco has hecho nada especialmente bueno.
Me temo que una cosa viene a compensar la otra.
No se puede decir que hayas hecho nada extraordinario, o sea que no te puedo dejar pasar.
Pero, ¿Y lo de los pandilleros?
Explícate.
Iba conduciendo por una carretera, de noche, cuando vi a un grupo de pandilleros dando una paliza a un pobre tipo.
Salí del coche, me acerqué al jefe del grupo y lo golpeé en toda la cara.
¡Caramba!
Y entonces les dije a todos que soltaran al tipo o se las iban a tener que ver conmigo, así que lo soltaron.
Vaya, es estupendo, ¿Y cuando ocurrió eso?
¡Pues, hace un par de minutos!