2 de Febrero.
Todo comienza el 6 de enero, cuando alrededor de la mesa familiares y amigos cortan la “rosca de reyes” tradición que se extiende hasta los centros de trabajo, permitiendo la convivencia.
Partir la rosca conlleva un compromiso para quienes, de acuerdo a la tradición religiosa, encuentran dentro de su pedazo de rosca, la figura representativa del niño Jesús y eso los convierte en su padrino o madrina, obligación que ha de cumplirse el 2 de febrero, día de la Candelaria.
Ser padrino o madrina del niño de la rosca, implica cuidar de él como lo hace cualquier padrino con su ahijado y esa obligación comienza por vestirlo.
Los padrinos llevan a sus ahijados, los niños Dios, a los puestos de los mercados donde escogen el ajuar que ha de vestir al niño Dios.
Vestir niños Dios, es un servicio que se presta en la mayoría de los mercados populares de todo México.
Los atuendos que con mayor frecuencia se usan para vestir al niño Dios son de:
- Santo Niño de Atocha, con su báculo y sentado en una sillita.
- Niño de las palomas, con un ropón blanco y una paloma entre las manos.
- San Francisco, con sandalias y hábito café, abrazando un animalito.
- Niño de las Azucenas, túnica blanca, deteniendo entre las manos una vara de azucenas.
El 2 de febrero, estando ya el niño engalanado, se le deposita en una canasta con flores y es llevado por el padrino y sus compadres, los dueños de la casa en donde se partió la rosca, a la iglesia en la que en una misa solemne, recibirá la bendición.
Después de la misa se retoma a la casa del “niño”, para celebrar el acontecimiento con tamales y atole, obviamente, los gastos corren por cuenta del padrino.