Estaban dos zopilotes parados en un árbol con tres días de no encontrar carroña para comer,
de pronto un pobre animalito llegó a su fin,
al día siguiente los dos zopilotes olieron el aroma característico en estas situaciones
y rápidamente se fueron a ver qué podían comer,
estaban muy tranquilos comiendo cuando a uno de ellos se le llenaron los ojos de lágrimas
y retorcía el cuello, de inmediato empezó a gritar ¡QUE ASCO! ¡QUE ASCO!, y empezó a vomitar,
el otro sorprendido le pregunto ¿qué te pasa?
y el otro le contesta, ¡ME SALIO UN PELO!