Pepito ve a su anciana vecina caminar por la calle y exclama:
¡Ah, pero usted tiene dos pies, doña Rufina!
¡Claro que sí, Pepito!. ¿Y a qué viene esta observación?
Es que mi papá me dijo que usted tenía un pie en el otro mundo.
Pepito ve a su anciana vecina caminar por la calle y exclama:
¡Ah, pero usted tiene dos pies, doña Rufina!
¡Claro que sí, Pepito!. ¿Y a qué viene esta observación?
Es que mi papá me dijo que usted tenía un pie en el otro mundo.