Un hombre iba de vacaciones en el automóvil con su familia.
Su suegra gritaba, gritaba y gritaba.
Tan insoportable era, que el hombre sufría para poder conducir y se estaba poniendo nervioso, así que detiene el auto; se baja; abre el maletero y le dice a su suegra:
¡Está bien, venga adelante y siéntese con nosotros!